imagen ¿Está tu coche preparado para conducir en invierno?

La llegada de la Navidad es la de una época muy especial del año, por los reencuentros familiares y de amistades, las reuniones, las vacaciones para muchos, el decorado propio de la época… también es una época de las más frías en el termómetro, y frecuente a la vez de viajes y desplazamientos más o menos largos por las carreteras. La conducción en invierno, en situaciones de frío intenso y sus frecuentes derivados (lluvia, niebla, viento, nieve…) requiere siempre una mayor atención y extremar las precauciones: el propio vehículo debe rendir en situaciones de mayor exigencia metereológica, y en un entorno donde siempre pueden aparecer desde un firme mojado hasta una visibilidad extremadamente reducida. 

Si vas a realizar un viaje estas fiestas, o también aunque tengas desplazamientos más cortos, siempre es muy importante que tengas tu vehículo a punto. ¿Sabes si lo tienes? Algunos consejos e ideas:

1.- ¿Está el coche a punto?

Un punto de partida imprescindible está en los neumáticos: deben encontrarse siempre en condiciones óptimas, con presión adecuada y sin un desgaste acentuado (nunca dejes que el dibujo de las gomas baje de los 3-4 milímetros). La opción de usar neumáticos especiales de invierno es una gran idea y, en su defecto, que nunca falten las cadenas en el maletero.

La batería es otro punto esencial: el frío no es buen compañero y, si no está en condiciones, puede dejarnos tirados en el lugar y momento más oportunos. Debe tener un nivel de carga adecuada y los bornes limpios, no olvides tampoco llevar pinzas en el coche. Y piensa cuántos años lleva dándote servicio: una vida media normal está en los 4-5 años, si la tuya ya está por encima de ese tiempo, extrema la vigilancia o incluso plantéate cambiarla para prevenir.

Nieve en la carreteraLa mecánica del vehículo es otro aspecto fundamental. Comprobar el estado de las bujías, de los cables internos del motor, los amortiguadores o incluso los aislamientos, es importante. Si toca cambio de aceite, quizá puedas plantearte uno de viscosidad baja y, por supuesto, lleva los limpiaparabrisas en estado óptimo y detergente en su depósito.

Da más pereza y una sensación de que no vale de nada, cuando hay riesgo de que una lluvia copiosa arruine la tarea, pero llevar el coche limpio es importante también en invierno: la suciedad en cristales y faros reduce la visibilidad de forma muy acentuada en entornos climatológicamente más adversos. Por supuesto, asegúrate de que todas tus luces funcionan correctamente antes de salir a la carretera.

Por último (hay más cosas, pero estas están entre las fundamentales), no olvides equipar el coche con diferentes accesorios que pueden ser necesarios: un kit de primeros auxilios, un móvil con la batería cargada, agua, ropa de abrigo y manta y, por supuesto, el depósito lleno.

2.- En la carretera

Aunque aparentemente haya salido un buen día y el cielo luzca despejado, el invierno siempre es mucho más propicio para la aparición de imprevistos en la carretera, también de encontrarte sin esperarlo con un tramo por ejemplo de niebla, una tormenta o sus secuelas, algo de nieve, suelo mojado… Las dos premisas más básicas son obvias: contén la velocidad y practica una conducción moderada. Una llamada previa a la DGT o el RACC para consultar el estado de las carreteras, puede ayudar también a prevenir posibles sorpresas.

Sobre todo en situaciones de lluvia o la posibilidad de carretera mojada y con tramos helados, es básico aumentar la distancia de seguridad con el vehículo de adelante y conducir de forma suave, sin frenazos ni volantazos que pueden descontrolar el coche. Reduce también los adelantamientos y cambios de carril a lo meramente imprescindible y extrema la atención a lo que sucede en la carretera.

Si te encuentras en un temporal de nieve, todos los anteriores consejos se acentúan aún más, especialmente el de la bajada de velocidad, a lo que se puede añadir el uso de una relación de marchas cortas (especialmente útil en pendientes). Ten en cuenta además aquí que la visibilidad puede llegar a ser extremadamente reducida, por lo que nunca está de más plantearse incluso parar y esperar a que las condiciones mejoren.

3.- En situaciones extremas

Peligro por climatología en la carretera

Temporal de nieve: si finalmente se hace imposible continuar la marcha, busca un lugar visible para estacionar y no te muevas de dentro del coche, salvo para comprobar periódicamente que la salida del tubo de escape no está obstruida, algo que podría llevar a la entrada de humo en el habitáculo, con consecuencias nefastas. Mantén el motor encendido y la calefacción puesta, abre de vez en cuando las ventanillas para renovar el aire y procura estar despierto y con la radio en marcha. Es buen momento para usar tu móvil con la batería cargada e informar a las autoridades de carretera de la situación si ves necesario solicitar ayuda.

Hielo y lluvia: Alerta si la carretera presenta un aspecto ‘brillante’, puede ser síntoma de que esté helada. Y también la lluvia, habitual en diferentes épocas del año, puede resultar más peligrosa en un entorno de bajas temperaturas. Además de bajar la velocidad y evitar adelantamientos en lo posible, el aumento de la distancia de seguridad o la reducción a marchas menores (sobre todo en bajadas) son acciones a tener en cuenta. Ojo con los charcos, que pueden estar helados o llevar a tu coche a sufrir el aquaplaning; y si hay mucho viento, donde la firmeza en el volante y un régimen alto de revoluciones son consejos importantes.

Granizo: quizá no estamos tan habituados, y una carretera con granizo es incluso más deslizante que con una helada, ya que de hecho se convierte en una especie de pista de canicas. Si puedes evitarlo, no conduzcas con un temporal de granizo y, si te pilla en medio de un viaje, lo más recomendable es parar y esperar a que se funda.

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