imagen Un vistazo a Detroit: El decadente Imperio del Motor intenta resurgir de la ruina

Michigan Central Station no es ni mucho menos el único, pero sí uno de los más populares emblemas de la ciudad de Detroit. Un emblema abandonado a su suerte. Se levantó en los años 10, con una altura de 18 plantas y un homogéneo estilo beaux-art neoclásico de formas sobrias y proporcionadas, espacios diáfanos y columnas griegas. Una auténtica belleza formal arquitectónica, que llegó a albergar una zona comercial, hostelería, oficinas y cómodas salas de espera durante un siglo, hasta que la progresiva decadencia concluyó en 1988 con la salida del último tren y un futuro hasta nuestros días de ruinas y abandono.

Fábrica abandonada en Detroit (foto: cinepata.com)

Casi tres décadas después, la mítica estación no ha recuperado la vida (más allá de algún rodaje cinematográfico) y queda como recurso común para ilustrar visualmente la decadencia de Detroit, la que en su día fuera una de las grandes potencias industriales del mundo y emblema del Motor, sede de los gigantes Ford, General Motors o Chrysler entre otras, que ya no están después de décadas de deslocalización y una imparable migración poblacional. Detroit sigue siendo con todo una ciudad especial, por ese espectacular desarrollo artístico y arquitectónico vivido en sus años de prosperidad industrial, un híbrido delicioso entre la ruda fuerza de las factorías y el vínculo cultural de generaciones a través de la mítica Motown. Recuerdos todos ellos de algo que hoy ya no existe o lo hace de forma mínima, de una ciudad que conserva aún con ello su magia.

La histórica Detroit es hoy una idea perfecta para el viajero que no busca lujo y maravillas, sino la atracción del misterio y la sugerente decadencia de la ruina y lo abandonado. La ciudad tocó fondo en el año 2013 con su declaración en bancarrota, para entonces había perdido el 60% de su población (reducida a unos 700.000 habitantes cuando había alcanzado los 2 millones décadas atrás), todo su músculo industrial y contaba con innumerables zonas y barrios completos abandonados (se habla de unas 800.000 edificaciones vacías) y sin tan siquiera servicios básicos (agua, luz, recogida de basuras…). Una ciudad en ruinas, donde las únicas tasas elevadas eran las del paro y la violencia, con la salpicadura escénica de un rico patrimonio cultural en completo desamparo.

Lenta recuperación

Contrastes en Detroit (foto: 24horas.cl)Lo que ha venido después, sin embargo, parece el inicio de una recuperación, aún tímida pero palpable. La ciudad se ha entregado a novedosas medidas de recuperación, como la subasta a los ciudadanos de parcelas de terreno completas por cifras irrisorias, a cambio de que se encarguen de su mantenimiento, un hecho muy relevante en una ciudad cargada de avenidas que rodean parcelas de simple prado silvestre, que una vez estuvieron ocupadas por viviendas. El laxo marco regulatorio y la facilidad de precios han atraído asimismo a una importante cantidad de emprendedores, y algún que otro gigante como la poderosa empresa de préstamos online Quicken Loans, que aterriza con más de 10.000 empleados y una intensa labor recuperadora de inmuebles.

Algunas acciones de agricultura urbana sostenible (entre ellas, una granja en medio del histórico parque Romanowski, cerrado en su día por el Ayuntamiento) y una gestión política animosa parecen también reanimar a una ciudad que parecía herida de muerte en lo social y lo económico. Pequeños detalles de un camino aún largo por recorrer pero con hilo de esperanza. Documentan diferentes medios que imposible será volver al esplendor de aquellos dorados años 60, pero que todos allí se conforman con recuperar un ritmo de vida normalizado y que el camino emprendido llama al optimismo.

Mientras, la atracción del hoy decadente Imperio del Motor sigue intacta para el visitante. Hay que admitir la fascinación que despiertan esos edificios tan formidables en estado de abandono, pues simplemente verlos de cerca constituye una experiencia abrumadora.

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