imagen Baviera, visita imprescindible al lugar de la magia y los sueños hechos realidad: el castillo de Neuschwanstein

fotos: Página Oficial del Castillo de Neuschwanstein

Cuenta la historia que Luis II sólo usó una vez el increíble Salón de los Espejos de Herrenchiemsee, ese palacio inacabado que iba a ser una réplica idéntica del fastuoso Versalles. Lo hizo para sí mismo, en una noche en la que trajo a Richard Wagner para que tocara un concierto exclusivo a sus oídos. Una narración esta que define con precisión una de esas figuras deliciosas que deja el paso del tiempo, un Rey Loco (así lo llamaban), que a costa del poder nobiliario, el poderío familiar y probablemente las arcas de Baviera y el penar de sus gentes, hizo realidad sus sueños más delirantes, como un poso único y excepcional para la historia posterior y su patrimonio.

neuschwanstein, salón del tronoSeguramente, el de Baviera sea uno de los viajes más sorprendentes que hoy día se pueden hacer por Europa, basta con una ruta fijada en el rastro que el Rey Loco dejó a su paso, sobre todo de edificaciones y urbanizaciones exuberantes y grotescas, diseños imposibles, fusiones de estilos, un aire de melancolía romántica y un libre albedrío que hace de su legado algo único y excepcional. El propio Herrenchiemsee y Linderhof son dos destinos imprescinsibles, pero ni tan siquiera ellos reúnen la magia onírica que, allí, entre las montañas y la bruma de los Alpes Bávaros, traza el castillo de Neuschwanstein, su obra cumbre y hoy seguramente el edificio más popular de Alemania.

Joya única de la arquitectura historicista

Aproximadamente, millón y medio de personas visitan cada año esta joya de referencia en la arquitectura historicista del siglo XIX en Europa. Una ubicación en este caso más bien temporal que artística, por cuanto su diseño y desarrollo corresponde a una interminable mezcla de estilos, constantes referencias a fantasías medievales y al delirio, por extensión, de la mente del monarca. Se comenzó a construir en 1869 sobre el desfiladero de Pöllat, un lugar donde Luis II pasó parte de su infancia, y se cuenta que la progresión de la obra estuvo marcada por constantes cambios en los planos para ajustarse a las ideas y caprichos del monarca; con ellos en el presupuesto, que rebasó finalmente los 6 millones de marcos, hasta arruinar la cuantiosa fortuna familiar y, según algunos historiadores, también la de Baviera.

Una gruta en los pasillos de NeuschwansteinUn escenógrafo teatral, Christian Jank, fue el autor del borrador inicial que luego plasmaría en los planos arquitectónicos Eduard Riedel. Pese a su inmensidad, Neuschwanstein se concibió con un lugar particular de retiro del Rey Loco, quizá un gran teatro personal donde vivir sus ilusiones medievales; y por eso, está diseñado desde un punto de vista meramente estético, sin efectos necesariamente prácticos: ausencia de estancias ‘oficiales’ como las destinadas a acoger a la corte y otras muchas dedicadas a leyendas del medievo pero sin usabilidad alguna, pasillos con forma de gruta, un salón del trono de 13 metros de altura, frescos alusivos a la obra del idolatrado Wagner, o comedores pensados para que el rey comiera solo pero rodeado de una corte imaginaria con la que incluso interactuaba.

Avances tecnológicos

Las peculiares circunstancias del personaje y su posición dieron como resultado un lugar mágico y fascinante, diferente a cualquier otro, donde conviven los sueños infantiles del monarca con su pasión por Wagner, la tradición medieval, la iconografía del cisne y la luna, y la obsesión con el lujo de la corte francesa decimonónica. Neuschwanstein cuenta también con un circuito eléctrico interno (siglo XIX, no lo olvidemos), con el primer teléfono móvil de la historia, que tenía un alcance de 6 metros, o con un sistema de cocina con ajuste automático de calor y posibilidad de reaprovechamiento como calefacción en invierno. Luis sólo pasó 172 días en su castillo de ensueño, hasta que fue incapacitado por el Gobierno bávaro en 1886 y obligado a abandonarlo. Poco después, moriría en extrañas circunstancias, dejando el edificio inconcluso, si bien la obra seguiría en el tiempo, bajo patrones constructivos más razonables.

Este lugar inspiraría después a Walt Disney para crear el mundo de la Bella Durmiente, y a otros como Andy Warhol para sus creaciones. Ubicado a apenas 130 kilómetros de Munich, es un lugar de peregrinación por parte de miles de personas cada día, que no pueden sino dejar la boca abierta ante la sucesión de maravillas que va enseñando durante la visita este mundo medieval y romántico, anclado en una mente infantil llena de sueños.

Neuschwanstein, dormitorio del Rey

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