Por S. Ancín
A -40 grados bajo cero, cruzando el Círculo Polar Ártico por Siberia a lo largo de 2.000 km., transcurre la ruta M56 de Kolymá, la carretera de los huesos, que une la ciudad rusa de Yakutsk, capital de la región de Sajá, con Magadán, siendo la única vía de acceso.
Esta ruta está considerada una de las más peligrosas del mundo por tener unas condiciones climatológicas extremas. En enero es habitual bajar de -40 grados bajo cero, ya que se atraviesa una de las zonas más heladas del planeta, y en verano se pasa de los 20 ºC. Durante la época de deshielo, sumado a las abundantes lluvias, ocasiona que el firme sea un barrizal, por lo que en algunos tramos es imposible ver por dónde sigue. En la actualidad, unido a las malas condiciones de mantenimiento en las que se encuentra, esto es lo que provoca más accidentes mortales y los vehículos abandonados ya forman parte del paisaje.
Estas temperaturas tan frías provocan que los lugareños tengan problemas para enterrar a sus difuntos. El suelo, en los ciclos de congelación y descongelación, va elevando los cadáveres hasta subirlos a la superficie para consternación de la familia y los vecinos. Y entonces hay que enterrarlos de nuevo.
Stalin y los disidentes prisioneros
La M56 se construyó por mandato de Stalin, entre 1932 y 1953, para unir las minas de oro que poblaban este área y transportarlas hasta el Pacífico. Para ello, se valió de los disidentes prisioneros de los gulags y los utilizó como esclavos para realizar las obras. La mayoría de ellos no aguantaban las condiciones tan extremas de frío ni de 24 horas de trabajo continuo y acababan muriendo. Y sino los soldados que los custodiaban los mataban por baja productividad.
Conociendo las condiciones de los enterramientos en la zona, los carceleros optaron por triturar sus huesos y utilizarlos como zahorra y así dar firmeza al suelo bajo el asfalto. Aunque no hay datos oficiales, se supone que murieron miles de personas y la leyenda dice que hay enterrado un muerto por cada metro de carretera. La solución no funcionó y cada año, con los deshielos, sube a la superficie una mezcla de barro, asfalto y restos humanos. Por ello, la autopista de Kolymá se considera la más tétrica del mundo porque, literalmente, se circula por encima de los huesos de sus constructores. De ahí su sobrenombre.
Para los osados que se quieren aventurar por esta ruta, se recomienda seguir unos consejos para no quedarse por el camino. Entre otros, es más que necesario llevar un GPS y un teléfono vía satélite y mantener siempre sus baterías cargadas; una barra de hierro y una palanca; dar aviso a los lugareños cuándo sales y hacia dónde (lo ideal sería viajar con uno de ellos); y, por último, no viajar solo.
Fotos: megaconstrucciones.net, mancrow.com, elpensante.com